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Nunca es demasiado...Nunca es poco...Todo es un paso que nos acerca a la perfección...

viernes, 26 de julio de 2013

Una vida

Hola mis princesitas, hoy os vengo a contar mi historia, todos estos años que he pasado hasta este preciso momento.
Todo comenzó en el 2009/2010...yo estaba en 3º de la ESO y hasta ahí era una chica completamente normal, bueno digo normal porque no sabía nada de la existencia de Ana o Mia ni nada de este mundillo.
Provengo de una familia muy inestable, mi padre tenía dos hijos de su matrimonio anterior, mis dos ''hermanos'' mayores que jamás mostraron algo de cariño hacía mí...es más, por parte de mi ''hermano'' mayor lo único que recibía eran burlas y malos tratos, mi ''hermana'' mayor se lo callaba más pero al fin y al cabo siempre tuvo celos de mí ya que nuestro padre vivía ahora con mi madre y conmigo. Pasaron los años y mis hermanastros seguían comportándose igual, no mostraban cambio.
Un día mi madre me llamó, quería contarme algo, cuando me acerqué, con mi padre al lado, ella me contó que estaba embarazada, que esperaba otra niña ¡Por fin la hermana que siempre quise iba a llegar! ¡Ya era hora! pensé, pero por la cara que tenía mi padre esa idea, a él, no le hacía mucha gracia, yo lo notaba raro, muchas veces cuando iba hacia el salón lo veía sentado en el sillón, completamente solo, hablando, me acercaba para escuchar lo que decía y lo único que se escuchaba eran insultos.
-¡Maldito hijo de puta!
-¡Ojalá se muera!
-¡Se merece que lo maten!
Y un largo etcétera que prefiero no escribir ni recordar, yo sabía que a mi padre le ocurría algo extraño porque siempre se bajaba al sótano con sus herramientas y no quería cuentas con nadie, tenía muy mal humor, no había día que no se oyeran gritos en mi casa y siempre eran de la misma persona, mi padre.
Desde pequeña y desde que tengo uso de razón, mi madre, mi padre y yo nos íbamos por ahí de bares con amigos de mis padres, poco a poco cada uno de nuestros amigos se iba alejando hasta que nos quedamos completamente solos, sin nadie al que poder recurrir. A mi padre tampoco le gustaba la familia de mi madre y siempre hacía todo lo posible para no tener que ir a visitarlos, ni siquiera podíamos hablar de ellos delante  de él porque se enfadaba y había bronca en casa, y cuando se enfadaba estaba una semana sin hablarte, y mejor así porque si se acercaba a hablarte era para volver a gritarte e insultarte. Todo lo que yo hacía estaba mal y si hacía algo de la forma en que no le gustaba a mi padre también había bronca, llegamos a un punto en el que ni siquiera hablábamos, él siempre lo hacía todo perfecto y nosotras eramos unas impuras y unas ''brujas''.
El nacimiento de mi hermana pequeña poco a poco se acercaba y yo cada vez estaba más nerviosa y entusiasmada, quería poder tocarla, verla, olerla, estaba harta de tener que imaginar cómo sería, el color de sus ojos, el de su pelo, su sonrisa... Todo era poco para mí. Por fin nació y todos en el hospital estábamos muy contentos, todos menos uno, mi padre, él estaba serio, no sonreía, ni siquiera hablaba, le llevó un ramo de flores a mi madre y le dio un beso aunque hasta a mí me pareció demasiado fingido. Le dieron el alta a mi madre y nos fuimos a casa.
El tiempo pasaba y cada vez lo veía peor y no solo a mi padre, mi madre se marchitaba junto a él, como si fuera un veneno que la mataba poco a poco, mi madre ya ni siquiera sonreía, no estaba feliz, tenía una tristeza muy profunda que no la dejaba florecer, y con ella yo también iba cayendo, la convivencia con mi padre cada vez se hacía más y más dura, yo no sabía lo que pasaba pero tenía mis sospechas. No podía acercarme a mi padre ya que cada vez que lo hacía me gritaba y se enfadaba, me llamaba gorda, que tenía un flotador por barriga me decía, cada palabra que soltaba por su boca era más cruel que la anterior. Yo me iba de vacaciones a casa de mis tías, las hermanas de mi padre, y también se mofaban de mi peso, me llamaban gorda en toda mi cara, jamás tuve una señal de afecto por parte de esa familia, y digo ''esa'' porque no considero que sea la mía.
Me iba haciendo mayor y los insultos por parte de mi padre y su familia cada vez me pesaban más, comencé a buscar dietas por Internet, ejercicios, consejos, hasta que un día tropecé con una página pro-ana y pro-mia, comencé a leer y a cada palabra que leía me sentía más identificada, comencé poco a poco, primero reduciendo la cantidad que comía, siempre me dejaba algo en el plato, luego renunciando a las comidas, dejé de desayunar, de merendar, de cenar, la única comida que hacía era el almuerzo ya que era en la única comida que se hacía toda la familia junta y aún así, lo que comía lo vomitaba a los 5 minutos en el baño, así fui bajando de peso, además, todas las noches me bajaba al sótano a correr en la máquina, a hacer sentadillas, a hacer flexiones, mis 3 horas de ejercicio no me las quitaba nadie, poco a poco iba debilitándome, tenía anemia y cada dos por tres me desmayaba. Estaba cada poco tiempo en el médico y me hacían pruebas pero nunca sabía lo que tenía, siempre iba con miedo de que me pillaran pero nunca se daban cuenta. Mi peso seguía bajando pero nunca era la suficiente para mi, cada vez que me veía en el espejo me veía gorda, me daba la sensación de que no baja ni un kilo, me veía michelines por todos lados.
Un día en el que mi padre se había ido a hacer recados mi madre me llamó para que fuera a la cocina, estaba muy seria, y sus ojos desprendían tristeza, comenzó a hablarme sobre mi padre, que si lo veía raro me preguntaba, yo obviamente le dije que sí, que chocábamos mucho porque en esa casa la única voz que se escuchaba era la suya, que las demás no podíamos hablar, mi madre me miraba con pena y tras una pequeña pausa comenzó a explicármelo todo. Mi padre era bipolar, narcisista, depresivo, maltratador y esquizofrénico, todo un ejemplar diría yo, comenzó a explicarme que cuando yo era un poco más pequeña intentó electrocutar a mi madre con los cables de un antiguo brasero pero que gracias al cielo ella consiguió safarse. Me dijo que andara con cuidado, me enseñó los papeles del médico donde ponía lo que le sucedía y que tenía que estar en continuo tratamiento, esto era ya de por vida, también me dijo que no podía dejar sola a mi hermana pequeña con él porque cada vez estaba peor, y temía que le fuera a hacer algo. A partir de aquí fui yo la que se encargó de mi hermana ya que mi madre estaba prácticamente las 24 horas del día fuera por el trabajo, yo la cambiaba, le daba de comer, la entretenía, la cuidaba, básicamente en su primer año y medio de vida fui yo su mamá, yo era su hermana mayor y como tal no podía permitir que nada malo le pasase.
El tiempo iba pasando y yo seguía bajando de peso, cada vez me encontraba más débil, ahora lo pienso y no sé de dónde saqué la energía para poder cuidar de mi hermanita pero así lo hice, me iba fijando cada vez más en mi padre, se bajaba mucho al sótano a trabajar en sus herramientas pero nunca conseguía saber en qué exactamente, poco a poco me iba acercando más a él, iba hablándole, cogiendo confianza, hasta que un día comenzó a explicarme todo lo que se le pasaba por su cabeza, que si los satélites nos vigilaban, que si las hermanas de mi madre y mi madre eran unas brujas, que si mi madre estaba poseída por el demonio, que si a mi hermana pequeña le poseyó el espíritu de una vieja de negro y que 'casi desgracia' a mi hermana, todo con palabras textuales, yo fue oír lo de mi hermana y fue cuando dije ¡Esto hay que pararlo ya! Y así fue, se lo conté todo a mi madre y mi madre llamó a la ambulancia para que se lo llevaran al psiquiátrico.
Después de que se llevaran a mi padre yo me recuperé un poco, empecé a comer de nuevo hasta tal extremo que me volví a poner como una verdadera morsa y desde entonces estoy en un ir y venir. Ahora eso sí, puede que tenga rachas en las que coma, pero los pensamientos nunca se van, es algo que perdura para siempre, por lo que veo voy a tener que aprender a convivir con ellos para el resto de mi vida, por muy bien que este es un momento dado y lo bien que este comiendo siempre tengo esa voz en mi cabeza que me dice que me estoy poniendo como un tonel, es entonces cuando dejo de comer, bajo rápido de peso, me hago cortes, hago ejercicio...pero rápidamente vuelvo a comer, vuelvo a recurrir a Mia, y así es mi vida, una tortura continua que no cesa, un tormento crónico.

jueves, 25 de julio de 2013

Bajar de peso rápido

¡Hola mis guapuritas!
Hoy les vengo a hablar del VINAGRE, llevo tiempo informándome, leyendo artículos y variedades sobre el vinagre y no es nada nuevo (para mi si xD). Se usa desde hace mucho tiempo para dietas y para acelerar el metabolismo, he llegado a leer que en 6 meses y sin realizar ejercicio se puede perder hasta 15 kilos con este método, ¡Imaginaos lo que se puede llegar a perder haciendo ejercicio! Aparte también he leído que produce saciedad, una menor acumulación de grasas, acelera el metabolismo, elimina el acné...y un largo etcétera. Esta 'dieta' se realiza con vinagre de manzana, no sé si se podrá usar cualquier tipo de vinagre, la verdad es que no creo que importe de qué tipo sea siempre que sea vinagre, pero por si acaso usen el de manzana. Tenemos que diluir una cucharada sopera de vinagre en un gran vaso de agua, aunque bueno una cucharada sola lo veo muy poca cantidad así que yo echaría unas dos o tres, y se supone que hay que tomarlas antes de cada comida pero como aquí pocas son las que hacen comida, tomaros un vaso por la mañana, otro a la tarde y otro a la noche (como mínimo).
Espero que os sirva y os sea de vuestro agrado, sé que el vinagre tiene un sabor muy fuerte y que para algunas puede llegar a ser un suplicio pero ya sabéis mis princesas, 'para estar guapa hay que sufrir'.
Un besito mis preciosidades, seguid vuestro camino y que NADIE os desvíe de él, conseguiréis todo lo que queráis, yo creo en vosotras.